I sit indoors on a hot day reminiscing on poems of long ago. I see Nicolás young and spry killing a snake as he recites Sensemayá de la culebra. Here are some of the verses that I remember with a tropical cloud of nostalgia in my non-glass eyes:
Sensemayá
Canto para matar a una culebra.
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.